Se puede decir que ingreso de
Venezuela al MERCOSUR sucede por la puerta trasera (por un atajo), gracias a la
crisis política ocurrida en Paraguay, con la destitución del presidente en ese
momento Fernando Lugo en 2012. A raíz de esto, se aprobó el ingreso de la
República Bolivariana de Venezuela al Mercosur.
Aparte del petróleo, Venezuela
tiene poco que ofrecer al bloque sudamericano, debido a que no tiene todos sus
rubros del todo desarrollados, y actualmente su economía poco estable, frágil y
muy poco competitiva debido a la disminución de la oferta exportable, el cierre
de numerosas empresas, la estatización de algunas de las más importantes y la
crisis de las industrias de Guayana. Sin embargo, el 75% de los productos que consumen
los venezolanos, son productos importados del Mercosur. También Venezuela tiene
una gran cantidad de pactos y acuerdos con los países que integran el Mercosur.
Por otra parte, Brasil, el gran
beneficiario, quería a una Venezuela dentro del Mercosur con obligaciones bien
establecidas a fin de garantizar sus negocios. Sin embargo, uno de los
problemas centrales es que el gobierno de venezolano nunca vio al Mercosur como
un verdadero espacio comercial para su reinserción económica en la región, sino
más bien como un escudo político ante lo que ha considerado como "las
permanentes amenazas del imperio", lo cual lo obligaba a estar bajo el
paraguas protector del hermano mayor de la región que es Brasil. Por el
contrario, para los países del Mercosur, Venezuela es un importante mercado
para sus exportaciones, especialmente para Brasil y Argentina, y de alguna
manera para Uruguay. Asimismo, es una opción para garantizar el suministro de
petróleo hacia el sur del continente.
Sin embargo, actualmente
Venezuela se encuentra suspendido del Mercosur, y con el riesgo de ser
expulsada del bloque, debido a que este no aprobó las 112 resoluciones y casi
300 parámetros que son requeridos para integrar el bloque regional.